jeudi 24 juin 2010

Tengo revuelta la tripa, me duele por momentos, al igual que la cabeza. La cabeza independientemente del alcohol ingerido y los continuos desvelos, tengo los pensamientos como la tripa, revueltos. Algo me falta y no encuentro, algo que se fue y no vi ni cuándo. Por ahora pinta bien el trabajo, no sé cuánto tiempo pinte igual, no me preocupo mucho por esas cosas; aunque mucha gente diga que es necesario yo no lo creo; desperté como lo hago últimamente cuando los perros ladran y no pasa nada. Será esa la razón que en el camino al trabajo voy dormido y con los hombros bajos, mirando por la ventana buscando no se qué, que se que me falta, solo tengo el presentimiento que cuando lo vea me sentiré en paz. Ya sé, ya se, Es tonto decirlo y hasta cierto punto eufemista, pero lo siento y hace mucho, que no siento tan fuerte como ahora.

¿Es que acaso no tengo que buscar fuera? ¿Será que Bob Dylan y Serrat no tienen las respuestas que busco? El mar me limpió como hace mucho no lo hacía, el viento de viajero refresca la cara. Faltan los consejos sabios de la tía tete y el primo Camilo. Es por grandes periodos tata paz y sentirme bien, que no lo aguanto y destruyo todo de un golpe, no he aprendido a volar como aquí sueñan.
Es verdad, tengo que huir al desierto

mercredi 16 juin 2010

Siento que no pertenezco a este lugar, algo le falta que no encuentro entre las montañas, entre la interminable carretera para llegar al trabajo, en la esquina donde doblo para llegar a casa.

Últimamente me siento ajeno a todo, o casi todo. Mis pies ya no reconocen estas calles, estos ojos buscan otras miradas y estas manos otras caricias. Tengo ganas de irme lejos, de planear una hida, de preferencia por las calles de otro país, donde no me sienta en casa pero tampoco me sienta ajeno, como lo que pasa ahora. Dicen en un programa de radio por internet, dan unas ganas de tomar la mochila y el primer tren a donde sea que nos lleve, parafraseando, Y me prometí que iniciaría una nueva vida. Vagabundearé con una mochila, seguiré el camino puro. Jack Kerouac

Creo que la vida da señales y eso es lo que estoy buscando, en cada parada de metrobus, en los ojos de la rubia que me mira a lo lejos, los poemas que dibuja cada estación de metro, la colilla que maldice estar tirada en el suelo, el destello de Xolotl y Quetzalcoatl cada mañana y atardecer.
Serán señales lo que falta, pero eso si estoy seguro, falta poco para marchar de ninguna parte a ningún lugar, buscarme sin buscarme.