mardi 13 mars 2012

El coché

Normalmente uno tiene ciertos puntos inculcados por la sociedad indirectamente de lo que será nuestra vida. Quiero decir que de cierta manera el mundo que habitamos da presagios funestos o maravillosas predicciones del futuro de casi todos los habitantes de la sociedad. Aclaro que no siempre ocurren estas visiones del futuro. Pero el margen de error es mínimo. ¿Por qué? Porque no todos seguimos el patrón establecido por la gente.

 

Ir a la escuela en ciclos, primaria, secundaria, bachillerato, universidad y si tienes fuerza, suerte o las dos, maestría y doctorado. Esos son los primeros puntos que tenemos que cumplir. Con algunos tropiezos en el camino, como el fracaso del amor, la perdida de algún familiar lejano o de una mascota. Quizá repetir un grado, yo que sé. Llegamos a la vida adulta con un puñado de sueños que si uno tiene fuerza, suerte o las dos, se verá reflejado al terminar la vida estudiantil. Otros no les pasa igual y sus sueños se adaptan a los tiempos que viven o los tiempos que vive se adaptan a sus sueños. Los menos afortunados se adaptan a la vida sin ninguna estrella que seguir o encontrar. Yo pertenezco a las 3 categorías.

 

Después de esto nos toca escuchar frases como: ¿Cuándo el matrimonio? Antes de esa para los solteros como yo sería ¿Cuándo la novia pisha? Luego preguntan por los hijos, el trabajo, el coche, la casa y así hasta volverse viejos y esperar una jugosa pensión o de menos una pensión. Llegan a ser abuelos ver crecer a los hijos y lo que se pueda de los nietos y así hasta terminar el ciclo de presagios funestos o maravillosos. Sin olvidar bautizo, confirmación y esas cosas para algunos religiosos

 

Mi vida nunca ha girado con respecto a la sociedad, no del todo por lo menos, si bien es cierto he cumplido con los ciclos estudiantiles, religiosos y ahora el laboral, creo que estos se adaptaron a mí y no al revés. Todos dicen que soy demasiado afortunado y por lo mismo demasiado despreocupado de la vida. No lo sé en verdad, solo sé que he vivido como mi pecho me lo ha indicado. Sin tener algún presagio esperando ni tener algún camino que me regrese a la vida típica mundial. Esta es la historia de mi vida. Llena de calles, carreteras, historias, rostros, llantas, gasolina, sueños, preocupaciones, meditaciones, inventos e ilusiones. Como todos vamos y por aquí lo iré contando.