jeudi 13 mai 2010

Hace mucho que no escribo, he de decir la verdad, no veo por qué escribir, no encuentro la manera de describir lo que siento, la necesidad de sabotear las realidades es el único motivo por cual he de escribir, que para ser sinceros, he perdido el arte de hacerlo. Ya no pasan delfines por mi ventana, ni perros buscándome en la noche estrellada y menos musas que pidan ser retratadas en cuatro prosas mal ripiadas. Las pocas musas que encuentro se bajan o suben cuando yo entro en el camión que me lleva a la rutina del trabajo para cumplir con la famosa condena de Adán. Que si, les escribo en mi mente y en el olvido que no se bajen, que el sujeto de al lado propone hasta el entusiasmo que nunca supe dar.
Desperté cansado del mundo que me imaginé atrás tiempo, ahora busco el mundo que inventé de niño, para eso no necesito nada más que hablar conmigo, será por eso que ya no escribo. Porque solo hablo conmigo, con el coché, con el que aun no se desespera de escucharme y me sigue entendiendo.