lundi 29 août 2011

domingo para mis adentros.

Hoy no salí de mi casa en todo el día. Es algo raro en mi, más siendo Domingo. La visita a la iglesia para tener una tarde familiar con mis padres, la parada obligatoria por el Jarocho y el parque que está por división del norte. Ir a las tortillas o con menor suerte a la panadería. No se, hoy era un domingo para pasarlo conmigo mismo.

Me le vanté a eso de las 450 de la mañana, puse música y me puse a pensar en mi mismo por un gran rato. En mi vida, en los pasos que uno va dando cada día y como los caminos con los amigos no se vuelven a cruzar pero si a estar en paralelo y sin un infinito por distancia. Este fin de semana fue mate completamente, me sentí en las islas warreando un poco, echando la miradita indiscreta a una que otra chica. Pensando en el mate y las tonterías que distinguen a los mates. Por este fin de semana, taba no estaba lejos ni yo trabajaba en tepeji ni Hector se preocupaba de cosas de adulto ni conri se malviajaba. Este mes cada fin de semana fue un regalo de cumpleaños, esta segunda parte del año me está gustando tanto que no se como le haré para exprimir día a día lo mejor que pueda

Pero creo que perdí el rumbo, hoy no salí de mi casa, me dediqué a limpiar mi cuarto, que en verdad lo que hice fue ordenarlo. Poner camisetas, pantalones, chamarras, calcetines y demás cosas cada uno en su lugar y con su pareja, bueno, como se me ocurrió fue su pareja. Zapatos con botas, tenis con chanclas hasta poder juntar todo en su lugar y que mi cuarto volviera a ser ese mítico museo de las madres. Volví a tocar la guitarra, a jugar un poco con el piano y usar mis tenis que volví patines para no aburrirme. También me puse a perseguir mi sombra lo cual me recordó que de niño jugaba con mi sombra a ver quien pisaba a quien. Las cosas después de todo no se van, solo evolucionan y están al lado de uno como la sombra para poder recordarnos que nunca nos hemos ido y que mañana es tarde. Que toda la vida es ahora.

Ahora

mercredi 24 août 2011

Hoy amanecí especialmente feliz, como si mientras dormía se me hubiera caído una carga. Como si se perdiera de pronto. Quizá la carga del trabajo se volvió hoy diminuta y de repente la carga social ya no fuera tal. Hoy volví a sentirme libre, reír mientras me caía el agua en el rostro al ducharme. Sorprenderme al encontrar figuras en el cielo. Volver a sentir los mosquitos en mis manos. Disfrutar de Fito en el carro, sentir el calor del café por las mañanas. Hablar con el patito que me regaló mi primo Ever en plena clase de ingles y voltear y ver a todos con su cara de niño y saber que hasta los adultos a veces saben que el trabajo no es vivir. 
Hoy comí en el gran jardín del trabajo o mejor dicho, en el campo de fut. tumbarme en el pasto y sentir el aire cruzar mi rostro. Extrañar un mate hoy me hizo sentirme contento. Ver un perro menear su cola y decirme felicidades has vuelto. Ver un gato negro con sus ojos verdes me cambió mi mirada. Hoy el día me hizo más feliz.

Querétaro me cambió el rostro, me hizo más hermosas mis ojeras y más amplia mi sonrisa. Me impregnó el rojo en mi corazón y me hizo más persona, más humano y menos hombre como digo yo. En resumidas cuentas, Querétaro tiene tanto color y gracia, que no sabría como recorrerlo sin toda la gente que a cada rincón le cambia el color, el tono y el sabor. Aunque claro, ayer no era persona y no sentía en lo absoluto mi cuerpo de lo fatigado que estaba, valió la pena, hace mucho que alguien del corazón no me decía Coché, ni me regalaba un abrazo que te hace sentir lo bello de volar ni la sonrisa perfecta que nutre el alma y engrandece el corazón. 

Hoy fue un gran día definitivamente. Hace mucho que no pintaba las calles, el cielo y el aire que respiro. Hace mucho que no creaba.