samedi 29 mars 2008

Como viajar en la ciudad y no morir en el intento

Regresaba del viaje semanal en bici, llevaba mi bolsa de pan como cada regreso de viaje, disfrutando tanto el placer de andar en bicicleta que me quité un audífono para poder sentir el aire por mi oreja mientras en la otra escuchaba un poco de musiquita, tan tranquilo como cuando estoy tomando mate, hasta que una moto se le ocurre detenerse a medio carril, me detengo y lo esquivo, y el muy cabrón retorna su curso moviéndose exactamente por donde yo pasaba, logrando atropellarme y hacerme enojar, con una bola en el brazo viendo como la rueda de mi bici ya no giraba derechita admiré el cielo, mis tenis, como un viejito gritaba: "como eres pendejo pinche motoneto" El, me pedía una disculpa diciendo que si no son entregadas las pizzas en menos de media hora son gratis, así que me tenía que dejar para entregar su pizza, yo como dice Rodrigo Solís, cuanta gente muere asesinada por personas buena gente que pensó que pasaba. Así que por cinco minutos desde la acera, miré como mis bolillos perdían su calor y mi cigarrito se consumía, y mi brazo un chipotito. Existirá una ley anti malos conductores buena gente? como la anti tabaco? digo, para estar parejos.


Yo estoy bien
un agujero en la chamarra
un raspón en la rodilla
pero nunca me había sentido
con tanto derecho a quedarme
tirado en la calle

un rato

(extracto de un chorema del ROT)

2 commentaires:

Mar a dit…

Qué bonito relato de un atropellamiento. Jajá.

Pobres motociclistas de Dóminos. Andan arriesgando la vida para que no les descuenten doscientos varos de su sueldo.

En fin. Gracias a esa promoción suya, te atropellaron y tuvimos un bonito post el día de hoy.

Manolo a dit…

ese instante en que estas besando el pavimento, cuando es tuyo, sólo tuyo, toda la calle es propiedad del golpeado..
pero solo es un nanosegundo..
enseguida viene el taxi a rematarte, (por si acaso)
debes brincar y ponerte en guardia, aunque con un gargajo sanguinoliento amedrentas a cualquiera