jeudi 9 juin 2011

Soy un coche

Me llamo Camilo, a veces hablo en español otras en el idioma que inventé de niño. Nací en un pueblo mágico por ponerle alguna particularidad. Junto a casa estaba un andador y una cerrada que de repente le salían montañas donde podía uno bajar a toda velocidad en bicicleta, que si tenía rayos pintados o un plástico en las ruedas (para que sonara como motocicleta) era mejor. También en ocasiones salían piratas de calles angostas (nunca he confirmado que sean calles, quizá era un paso nada más) Estos piratas no luchaban contra niños como en Neverland, pero si que nos quitaban las ganas de seguir jugando obligando a entrar a casa y detener la tarde.

En mi tierra el tiempo era de broma, los sábados eran eternos y siempre sobraban minutos para los quehaceres de la casa; hacer los deberes de la escuela, pasar a revisión las mochilas con los guardianes del hogar, ver como dormía la perra, jugar a hacer tamales o espiar a alguna hormiga perdida y ver donde estaba su casa o simplemente ver como se deformaban los colores de las paredes o buscar dibujos en el techo. 

No recuerdo un cumpleaños sin lluvia, el clima también era extraño, a veces llovía por días (quizá eran horas pero eso es culpa de que el tiempo era independiente) cuando pasaba esto llegaban a salir tortugas de la tierra o guarecerse aves dentro de casa. Otros días el clima era tan insoportable que mis padres nos mojaban en el patio o nos ponían a tomar el sol para que mis pies se enderezaran, eso es algo más de lo cual podría hablar, el sol podía hacer que los huesos se pusieran derechos y las piernas perdieran el arqueo anormal en los humanos. Otros días, del cielo llegaban bolas de hielo las cuales hacían el suelo blanco, eso fue el primer acercamiento a la nieve que no conocí hasta joven.

Lo que más recuerdo eran los días donde venia gente de lugares extraños, ajenos a mi, que cocía por fotos. Uno en particular era un mapache que difícilmente hablaba, era como mudo, luego supe que se llamaba Reve, su hermana jugaba con osos y mis hermanos se volvían una sola persona contra los foráneos.

Quizá lo que más extraño es que solo conocía dos sentimientos la felicidad y el amor y también que la política y el dinero habían pasado por mis manos, mi mente o mi entorno, es verdad, ese tiempo lo añoro.

1 commentaire:

the lines on my face a dit…

pasando a saludar por este medio (que aunque no sea carta, es algo)... me gusta más cuando hablas el otro idioma y escribes así ;)
(no tengo inspiración para comentar algo bueno, buuu!)