mardi 7 décembre 2010

pasa la vida pasa la vida

y no has notado que has vivido, cuando pasa la vida... Estoy conociendo las carreteras del norte de la república mexicana, en específico las que no están muy lejos del norte de la ciudad. Pasé por san juan del río, Tepeji del río, Queretaro, Tula, Tepotzotlan, entre otros. Me gustan las paisajes, me siento a gusto detrás de una ventana de camión, es como si fuera parte del asfalto, de las montañas, de las nubes, los magueyes, los zopilotes, las águilas, los canarios, los bichos, las moscas, los invertebrados, los gusanos.

Tus ilusiones y tus bellos sueños, todo se olvida...Me he desprendido de muchas cosas que estaba acostumbrado, un día simplemente huí de la ciudad, por el puro gusto, aunque claro, psicológicamente no descarto algún problema, o emocionalmente también. Con la huida llegaron correos de amigos y conocidos, preguntando que me pasaba, si estaba bien y por que no les comentaba nada al respecto de mi ausencia, la verdad es que no vi razón suficiente para decir algo, no me sentí amigo en ese momento, ni conocido ni pollas en vinagre, simplemente me trepé al metro y llegué a la terminal del norte, sin explicaciones, nadie explica nunca nada al respecto, uno toma decisiones simplemente, se siente ajeno, extraño, como si todos estuvieran tan enredados en su vida que pasa la vida.


Querétaro llegó, junto con su catedral y sus colores, Hidalgo, Tula y claro, a todo esto, sus montañas y horizontes. He conocido gente que seguro vale la pena, aunque en el momento no me percataba de eso, desde el del camión (el chofer) hasta el que me preguntaba la hora en la carretera, algo que nunca había hecho, caminar en la carretera, simplemente por caminar, y conocer otros lugares donde poner los pies.

Es mejor que cualquier banqueta sentarse en la orilla, recargado sobre la barra de contención y mirar hacia las montañas o a los pastizales, ver conejos o simplemente ver pasar la vida, sentirse de por aca, son muchas cosas que no se bien explicar y bueno, hoy regresé de las nubes, ya necesitaba despegar y despejarme. Mi cuate el migue con una foto me recordó en un instante más de lo que he aprendido en este tiempo y Juan con una postal. Por eso simplemente uno regresa, por esas cosas que no valen ni un duro en el sistema, pero en demasía para unos cuantos locos.
Pasa la vida, igual que pasa la corriente cuando el río busca el mar y yo camino indiferente donde me quieran llevar...





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