Y es que estaba en el anexo de ingeniería, en clase de Tanya, cuando los dolores de las 11 AM, se hicieron mas agudos y fuertes, y yo hay hay hay, mi panza, y me retorcía en el pupitre, y alía a vomitar, y hay hay hay, mi panza. Vomité como 10 veces en todo el día, pero para eso de las 2:30 se fue a pedir un patrulla UNAM, si esos feos coches que hacen como que cuidan. Y llegué a urgencias, y no me atendían y yo vomitando, y mi hermana les hizo un pancho por no atenderme solo por que era la hora de la comida. Y para no hacerla tan cardiaca, me inyectaron un no se que, que que se yo, que me puso finito finito, me quito el dolor pero con ello también, el raciocinio, por que parecía zombiee.
Y toda la semana (lo que va de ella) llevo comiendo agua y mas agua, y mi lombriz enojada, me dijo: toño, si tus sueños te traicionan necesitas un trabajo nadie vive de palabras, y yo sigue con el condenao caldo de pollo, y yo respondiendo: yo mis sueños me los trago, cuando menos algo trago, tu no morirás de hambre.
Y los proyectos salen y el cansancio fluye y un licuado de sentimientos nacen y no todos son tan buenos, y no todos son tan malos y no te digo na y te digo tó.