En mi tierra el tiempo era de broma, los sábados eran eternos y siempre sobraban minutos para los quehaceres de la casa; hacer los deberes de la escuela, pasar a revisión las mochilas con los guardianes del hogar, ver como dormía la perra, jugar a hacer tamales o espiar a alguna hormiga perdida y ver donde estaba su casa o simplemente ver como se deformaban los colores de las paredes o buscar dibujos en el techo.
No recuerdo un cumpleaños sin lluvia, el clima también era extraño, a veces llovía por días (quizá eran horas pero eso es culpa de que el tiempo era independiente) cuando pasaba esto llegaban a salir tortugas de la tierra o guarecerse aves dentro de casa. Otros días el clima era tan insoportable que mis padres nos mojaban en el patio o nos ponían a tomar el sol para que mis pies se enderezaran, eso es algo más de lo cual podría hablar, el sol podía hacer que los huesos se pusieran derechos y las piernas perdieran el arqueo anormal en los humanos. Otros días, del cielo llegaban bolas de hielo las cuales hacían el suelo blanco, eso fue el primer acercamiento a la nieve que no conocí hasta joven.
Lo que más recuerdo eran los días donde venia gente de lugares extraños, ajenos a mi, que cocía por fotos. Uno en particular era un mapache que difícilmente hablaba, era como mudo, luego supe que se llamaba Reve, su hermana jugaba con osos y mis hermanos se volvían una sola persona contra los foráneos.
Quizá lo que más extraño es que solo conocía dos sentimientos la felicidad y el amor y también que la política y el dinero habían pasado por mis manos, mi mente o mi entorno, es verdad, ese tiempo lo añoro.
1 commentaire:
pasando a saludar por este medio (que aunque no sea carta, es algo)... me gusta más cuando hablas el otro idioma y escribes así ;)
(no tengo inspiración para comentar algo bueno, buuu!)
Enregistrer un commentaire